MARTES 29/10/2013 - 13:30
El pitazo final de Mastrángelo dejó una sensación unánime en el estadio de cemento: LISTO, SE TERMINÓ. Ése fue el sentimiento común de hinchas y jugadores. O al menos eso fue lo que reflejaron a lo largo de los noventa minutos. Rivadavia nuevamente fue una sombra, no tuvo reacción y terminó perdiendo. Ni siquiera la vuelta de Guillermo Suárez pudo revertir este duro momento.Lo cierto es que el equipo no tuvo presencia nunca. Hasta, por momentos, se lo notó entregado. Poca presencia en las divididas y el escaso juego de siempre. Encima, enfrente estaba un rival al que la cancha de Rivadavia le cae muy bien. Otra vez el 4-1-4-1 de Defensores de Villa Ramallo hizo estragos ante un conjunto carente de respuestas.