1 de julio de 2012

Ciclón de Primera


Ya está. Terminó el sufrimiento de una temporada durísima para San Lorenzo. Instituto fue el último escollo en este periplo que terminó con un final feliz. Y como la ventaja la había sacado en Córdoba, en el Nuevo Gasómetro decidió esperar que pasaran los minutos. ¿O no era acaso la tarde más tranquila del semestre? No, no lo fue. Porque el 1-0 de Lagos lo puso en jaque, lo llenó de dudas y le hizo temer un resultado adverso. Se repuso con el empate de Ortigoza, le volvió el alma al cuerpo. Y fue tiempo de celebrar. Y también de repensar este San Lorenzo que arrancará la próxima temporada complicado y que deberá aprender de sus errores para no repetir. Pero eso será después de disfrutar y festejar tras superar esta Promoción ante Instituto.

Si San Lorenzo la tuvo fácil no sólo fue porque consiguió la ventaja en Córdoba, ese 2-0 que le permitió encarar de manera diferente la revancha. Sino también porque los cordobeses no fueron profundos en los primeros 45 jugados en el Nuevo Gasómetro, cuando tuvo el dominio de las acciones. Centralizó demasiado el juego y terminó chocando contra una defensa dispuesta a despejar todo lo que pasara rodando. Eso hizo crecer a su rival: San Lorenzo mejoró en el final del primer tiempo y en el segundo ya salió dos pasos más adelantado.
Con el correr de los minutos, Instituto se dejó llevar por la desesperación. Atacó ya sin orden pero con actitud y consiguió el 1-0 de Lagos que preocupó a todos. ¿Se venía la Gloria? No. Porque el visitante no supo usufructuar esa intensidad y un penal de Barsottini a Kalinski complicó la historia. Ortigoza metió de penal el empate tranquilizador y ya no hubo tiempo para nada más. Sólo para la desazón de Instituto, que deberá esperar una temporada más para soñar con el ascenso. Y para la alegría de San Lorenzo, que logró el objetivo de la temporada y que, ahora sí, disfrutará de las merecidas vacaciones… En Primera.

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