7 de noviembre de 2012

Al que quiera Celeste, que le cueste.


Liniers se desahogó al final y en la calurosa tarde de Agronomía terminó construyendo un notable triunfo ante Comunicaciones.  En la previa, el Cartero venía con dos victoras destacadas ante Atlanta de visitante y frente el puntero Platense. Con un descanso de 10 días ponía en cancha a 9 titulares de los que habían superado al Calamar. Liniers, jugaba su tercer partido en 6 días, y traía a cuestas una lastimosa derrota del estadio España.
El Celeste rápidamente interpretó la “sensación térmica” del partido. Por momentos le cedió el esférico a su rival que dispuso de la primer situación tras un desborde de Gianfelice que Vacaría resolvió con una chilena apenas arriba del horizontal. Respuesta de Rizzo con remate por encima del travesaño. Tuvo el local después de la media hora tres chances claras para abrir la cuenta, todas a través de la cabeza de Vacaría, su delantero más influyente. El palo derecho primero, Monllor después y finalmente otra que salió a centímetros del poste izquierdo. En la réplica una vez más Rizzo, solitario en la búsqueda, aprovechó un error defensivo notorio, pero el arquero Griffo estuvo atento. Liniers con un toque cansino, trató de ahorrar energías mientras su rival se cargaba de ansiedad. Fue firme atrás, y encendió el circuito en el medio con Romero, Cuevas y Argüello. Córdoba con su habilidad complicaba a un fondo inestable. El árbitro Gutiérrez se mostraba permisivo con algunas infracciones del lado local.
Pocos cambios para el complemento. Comunicaciones tuvo otra muy clara de arranque, en otro cabezazo de Vacaría que devolvió el travesaño. Vivaldo movió el banco. El correr de los minutos le generaba impaciencia, la firmeza de Liniers también. Promediaba la etapa y nuevamente Rizzo exigió con un zurdazo de Griffo y en la respuesta Vacaría una vez más mano a mano con Monllor encontró como escollo el palo izquierdo. Allí parecieron consumirse los argumentos del local, ya definitivamente apurado y nervioso. A los 23 minutos Norberto D’Angelo produce la jugada maestra del partido. Ingresó Nicolás Horacio por Ezequiel Argüello. ¿ Cómo, dos delanteros?, pensó Vivaldo, que ya venía con hombres desde el fondo buscando el desequilibrio. A partir del ingreso del joven delantero celeste el partido cambió. Comunicaciones fue dejando espacios en su ahora poco convincente intención ofensiva y Liniers los aprovechó. Nicolás Horacio refrescó al equipo. Crecieron Cuevas y Aversa en el medio, Amelotti y Allende se hicieron invulnerables atrás, Horacio apareció como una pesadilla moviéndose por todo el frente de ataque. Comunicaciones estaba confundido. Como si el equipo se guardara lo mejor para el último cuarto de hora, comenzaron a aparecer las situaciones de gol, todas color celeste. Cuevas con un remate de media distancia exigió a Griffo a los 30, Horacio alertó a los 33 y otra vez Griffo se interpuso, David Córdoba, penetrante, con estupendo remate cruzado otra vez hizo extremar al arquero. Hasta que llegó a los 37 el golpe fulminante de Nicolás Horacio, que tras un lateral y una gran habilitación de Córdoba, definió con determinación. Estocada irreversible para Comunicaciones, cuya búsqueda se consumía sin éxito. No generó más situaciones comprometidas. La Topadora resistió atrás y se sostuvo en el manejo del medio campo. Puso el alma en la cancha. Terminó más entero. El local, atónito, se quedó sin respuestas. Luego de un exagerado adicional, Liniers descargó la alegría contenida. El sueño se hizo realidad.
Detrás de toda conquista, siempre hay hacedores que en mayor o menor medida la hacen posible. Una vez más el equipo todo demostró agrandarse en las difíciles, lo que demuestra acabadamente que hay material para crecer. El resultado sirve para ganar confianza. Y esta vez fue determinante la mano del técnico en el planteo y los cambios.

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